jueves, 7 de mayo de 2009

cazando pelusas



Este perrito viejo y achacoso
que gusta de mirar hacia la luna
a veces queda frío y receloso
de la actitud de la nación gatuna
en unas ocasiones oportuna
mesurada y real, más ese poso,
ese punto de cruz de la fortuna,
esa interioridad como ninguna,
ese ensimismamiento fabuloso,
ese comportamiento nebuloso,
sin norte y comprensión alguna.

La sinrazón etérea que te pasma
y que te deja con la lengua fuera
la permanente caza del fantasma
que atormenta perenne su quimera
la alteración que ve su primavera
con variantes de gritos y de asma
una pelusa vuela donde quiera
la última, que parece la primera
y como la primera llega al alma
¡Jamás entre las gatas habrá calma
donde haya una gata, hay una fiera!

Y mientras este perro se relame
perplejo de los saltos y cabriolas,
parecería que este mundo infame
se meza caprichoso con las olas,
algunos comerían amapolas,
por una caracola que se inflame.
Las amapolas tienen sus corolas
y las gatas a veces andan solas
sin que por eso el agua se derrame,
No hay nada de este perro que reclame
que las gatas escuchan caracolas.

1 comentario:

Felisa La Gata dijo...

Bueno, me perdía a mitad, pero sobre lo que entendí...
Comportamiento errático-absurdo si quieres-el de las gatas cazando pelusas.
Mucho más racional el de los canes, que dan dieciocho vueltas sobre si mismos para sentarse en el mismo sitio donde estaban.
Sin duda, infinitamente más lógicos estos perritos, dónde va usted a parar!!